A lo largo del Círculo Polar Ártico en territorio canadiense, se encuentra una sucesión de figuras esculturales llamadas Inukshuk.
Se trata de misteriosas figuras realizadas con piedras sin pulir y constituyen verdaderos monumentos para el pueblo Inuit, que les confieren un gran significado en aquellas tremendas tierras heladas: sirven para orientar y proteger al viajero que pase por allí.
El significado tradicional de la palabra inukshuk puede ser tanto “alguien ha estado aquí” como “vas por buen camino”. En cualquiera de los dos casos, llegados al punto de encontrarnos con uno de estos monumentos en la soledad ártica, lo veremos como un buen augurio.
Los inuits los hacen de diferentes formas y propósitos: como ayuda para seguir una dirección, para marcas un lugar específico, para indicar rutas migratorias o lugares de pesca. Algunas son, incluso, objeto de veneración por ubicarse en lugares donde los espíritus inuit concentran su poder.
La gran mayoría aparecen en solitario, aislados. Sin embargo, se ha podido definir patrones que los ubican en una especie de gigante cadena de inukshuk dirigiendo a los viajeros o a su energía hacia un determinado lugar más allá del Círculo Polar Ártico.
En el vasto paisaje ártico, los inukshuk se levantan como la expresión más misteriosa y antigua de objetos realizados por el hombre. La tradición prohíbe su destrucción y las generaciones renuevan su respeto a la ya familiar figura.
Pueden ser pequeños, realizados apenas con una pocas piedras pequeñas, o de grandes dimensiones con rocas que se ubican unas sobre otras en un equilibrio perfecto, sin argamasa. La dirección de los brazos o piernas del inukshuk indican el sentido a seguir para un canal de navegación, o un buen pasaje por un valle helado o una brecha en las montañas para ir más allá.
Un inukshuk que represente la figura humana se denomina Inunnguaq y fue elegida para representar los pasados Juegos Olímpicos de Invierno 2010 que se realizaron en Vancouver.
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